martes, 1 de abril de 2014

USA ¿TAMBIEN UN PUEBLO RICO?




Por Nicanor León Cotayo



La edulcorada imagen de la sociedad estadounidense resulta ajada por la enorme cantidad de deudas que agobian a muchos de sus habitantes.


Según estadísticas dadas a conocer esta semana, esos compromisos familiares superan los 15 millones de millones de dólares.


  
¿En qué momento? Cuando todavía persiste allí el desempleo, y periódicos como Diario Las Américas dicen que «está bajando el salario real».


Basada en sus investigaciones, la misma publicación alertó que una gran parte de esas personas ya no pueden con esas cargas financieras.



Uno de sus comentaristas, Pablo Pardo, considera que el problema radica en salarios demasiado bajos y ganancias empresariales demasiado altas.



Economistas advierten desde Washington que, mientras exista el actual precipicio entre el mundo del capital y el trabajo, aumentarán las deudas familiares.



Para esas fuentes, ahí está una de las razones importantes del porqué su muy vendida «recuperación económica» se sostiene en una cuerda floja.



Lo avalan múltiples ejemplos, pero uno entrelaza el drama que golpea en Estados Unidos a familias de distinta procedencia social: las deudas estudiantiles universitarias.



Quizás la nota más lúgubre transitó el 14 de mayo del 2012, de la que se hizo eco TeleSur:



Decía que la crisis económica impone graves consecuencias a esos jóvenes agobiados por las deudas, que llegan, incluso, al suicidio.



La reseña periodística seguía revelando que cada año en Estados Unidos, como promedio, se quitan la vida unos 1 100 de ellos.



Empezaba 2014, el tres de enero, cuando el Institute for College Access & Success, organización no gubernamental, con sede en Oakland, California, difundió su reporte anual sobre las deudas.



Se concentraba en la etapa escolar 2002 y decía que la media de estos compromisos ascendía a unos 29 400 dólares, 70 por ciento correspondiente al pago de sus estudios.



La directora de Investigaciones del organismo rector, Debbie Cochrane, declaró:



«Ellos entraron a escuelas durante la recesión, cuando las posibilidades de pago de sus familias se habían reducido.



«Ahora se gradúan y sufren grandes dificultades para conseguir un trabajo que les permita pagar sus préstamos».



Observadores comentaron que el costo de esas carreras no es igual en los 50 estados del país.



A manera de ejemplos, en Delaware su promedio bordea los 33 649, en New Hampshire llega hasta 32 698 y en Pennsylvania a 31 675.



Como le imputan hasta sus aliados europeos, luego de más de dos siglos de existencia, los Estados Unidos no logran mostrar un sistema escolar de alta calidad docente.



Pero, entre otras calamidades, tampoco han resuelto colocar su enseñanza universitaria a disposición de una clara mayoría de su pueblo.



Sin embargo, por lo general muchos la siguen reconociendo y llamando como el país más rico de la Tierra, sin aclarar hasta dónde esa jerarquía envuelve también al impresionante ejército de pobres nacidos y criados allí.  

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