jueves, 19 de marzo de 2015

Diez millones de firmas por Venezuela


por Guillermo Alvarado

Arranca este jueves en todas las plazas Bolívar de Venezuela una gran campaña con el propósito de recolectar 10 millones de firmas para exigir al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la derogación de la orden ejecutiva donde declara a la nación suramericana como una amenaza extraordinaria para la seguridad del país norteño.

Todos los sectores sociales y políticos están convocados para apoyar esta iniciativa que se extenderá hasta el 6 de abril, de tal manera que los listados puedan ser entregados al jefe de la Casa Blanca durante la Cumbre de las Américas, que tendrá lugar ese mes en Panamá.

 
El encuentro será la oportunidad para que el pueblo venezolano demuestre a Washington su disposición de defender la soberanía nacional y la integridad de su patria, puestas en riesgo por la antojadiza declaración estadounidense que despertó el rechazo en todos los rincones del planeta.

Y es que nadie con un mínimo sentido común puede imaginar que la Patria de Bolívar represente una amenaza para la primera potencia militar del planeta, poseedora del mayor arsenal de armas nucleares y de una industria bélica dotada de la última tecnología.
El incidente demuestra, además, lo poco que evolucionaron los criterios políticos en Estados Unidos durante más de medio siglo.

Contra Venezuela se esgrimen argumentos similares a los que justificaron la invasión contra el gobierno democrático de Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, acusado de “peligroso” por abrir escuelas, entregar tierras a los campesinos, fundar hospitales y promulgar un código laboral para defender a los trabajadores.
Esta intervención le costó al pueblo guatemalteco un conflicto armado interno de 36 años, más de 200 mil muertos, la inmensa mayoría civiles inocentes, unos 100 mil desaparecidos y pueblos enteros borrados del mapa.

A la luz de esta experiencia, es obvia la necesidad de impedir que Washington repita esa tropelía en Venezuela y de allí lo oportuno de poner en movimiento al propio pueblo para exigir que se respete su voluntad de darse el tipo de gobierno que libremente escogió.
La recolección de firmas es también un reto para la llamada oposición, que debe demostrar en los hechos si realmente ama a su país por encima de todo, o prefiere plegarse a quienes están proyectando destruirlo.

Que se tenga noticia, hasta hoy ningún lugar donde Estados Unidos plantó las botas, sean las propias o las que alquila, está mejor que antes y basta mirarse en los espejos de Iraq o Libia, sumidos en el caos, la violencia y la miseria después que las tropas yanquis llevaron la supuesta “democracia” a punta de bayonetas o de bombas.

Casi nadie recuerda ya que Obama fue recibido al inicio de su gestión con un Premio Nobel de la Paz que sorprendió a todo el mundo. Quizás ahora, ya casi al final, pueda volver a sorprendernos y demostrar en Venezuela que el comité que se lo otorgó no estaba, después de todo, tan despistado

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