Por Pedro Martínez Pírez
Como un triunfo de América Latina y el Caribe se percibió en Cuba la
VII Cumbre de las Américas efectuada en Panamá, donde brillaron los
estadistas que en representación de los países del Sur dialogaron con
las dos potencias americanas del Norte.
La presencia de Cuba por primera vez en estas Cumbres, el emotivo
discurso del presidente Raúl Castro y su encuentro con Barack Obama, y
las sólidas intervenciones de varios primeros mandatarios, entre ellos,
Rafael Correa, Nicolás Maduro y Cristina Fernández, marcaron un nuevo
momento en estos foros iniciados en la ciudad de Miami en 1994, bajo la
tutela de Washington.
Pero un protagonista que en Cuba no se olvida es el presidente de
Panamá, Juan Carlos Varela, quien antes incluso de su toma de posesión,
hizo saber con determinación que invitaría a Cuba a la VII Cumbre, con
plenos derechos e igualdad de condiciones, y así lo hizo.
Y Cuba, que no es miembro de la OEA, ni quiere serlo, aceptó la
invitación, y el presidente Raúl Castro no solamente habló durante casi
cincuenta minutos en la sesión plenaria del sábado, sino que fue uno de
los líderes más aplaudidos por su histórico discurso en la Cumbre de
Panamá.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien no asistió a la Cumbre
anterior en Cartagena de Indias en protesta por la marginación de Cuba,
intervino brillantemente en las dos Cumbres, la oficial y la de los
Pueblos, para subrayar que no se trata de un favor la nueva política de
Estados Unidos hacia la Mayor de las Antillas, sino de un derecho ganado
por la resistencia y la dignidad del pueblo cubano.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, en su valiente
intervención en la VII Cumbre de Panamá, enfatizó que “Cuba está aquí
porque luchó por más de sesenta años, con una dignidad sin precedentes;
con un pueblo que sufrió y sufre muchas penurias, y porque ese pueblo
fue dirigido por líderes que no traicionaron su lucha”.
La VII Cumbre de Panamá demostró el cambio de época que vive Nuestra
América, dotada ya de instituciones mucho más representativas que la
OEA; donde sus pueblos reivindican su historia, su cultura, y del Río
Bravo a la Patagonia, reclaman respeto a su soberanía y a sus legítimos
derechos como naciones libres e independientes.
Parafraseando al cantautor cubano Carlos Puebla en Panamá, con OEA o sin OEA los pueblos ya ganaron la pelea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario